Por qué se asustan los gatos
Los gatos son tímidos por naturaleza, algunos de ellos es normal que sientan miedo cuando llegan a su nueva casa. Sin embargo, suelen adaptarse rápido a la nueva condición y poco a poco se sentirán más confiados.
Puede haber algunas excepciones; es decir, gatos que hayan sufrido ciertas situaciones antes de llegar a tu casa y que les hayan pasado factura. Por ejemplo, un gato que nunca ha vivido con humanos necesitará mucha paciencia y constancia de tu parte para que logréis ser amigos. También puede ocurrir que no le gusten los otros animales, o los niños pequeños, o que esté poco socializado. Incluso puede ser que esté enfermo o que haya sufrido algún tipo de maltrato con sus anteriores dueños.
Cómo saber si tu gato está asustado
Las señales del miedo en los gatos suelen ser muy claras. Es importante que puedas reconocerlas, especialmente para prevenir un ataque. Algunos de los signos son evidentes, pero otros es probable que pasen más desapercibidos. Para diferenciar a un gato asustado de otro que no lo está es muy importante fijarse en el lenguaje corporal. Un gato asustado presentará los siguientes signos:
Se esconde.
Su pelo se eriza.
Sus bigotes están muy tiesos e inclinados hacia atrás.
Tiene las orejas hacia atrás.
Arquea el lomo y agita la cola.
No quiere moverse del lugar en el que esté.
Mantiene los ojos muy abiertos y las pupilas dilatadas.
Es probable que gruña o bufe.
Puede lanzar zarpazos o intentar morderte cuando te acercas.
En situaciones de pánico intenso incluso puede perder el control de los esfínteres.
Cómo tranquilizar a un gato asustado
Ante un gato asustado, lo primero que debes tener en cuenta es que no debes tratar de cogerlo en brazos. Si insistes, probablemente acabes con más de un arañazo en tus brazos. Cuando un gato se asusta solo piensa en una cosa: huir.
Si detectas a tu gato asustado puedes poner en práctica alguna de estas técnicas:
Háblale con un tono de voz tranquilo, con cariño, ponte cómodo cerca de donde esté. Que note que no eres una amenaza y que lo último que quieres es hacerle daño.
Llama su atención con comida húmeda, le llamará mucho la atención el olor y querrá acercarse. Si lo hace lo suficiente, intenta muy despacio acariciar su cara. En el momento en que sientas que te rechaza, déjalo deambular a su antojo.
Procura que el espacio en el que estéis sea adecuado para él. Que tenga espacios altos accesibles desde donde pueda controlar toda la estancia, que no haya ruidos o luces intensas, y lejos de la presencia de otros animales o niños.
Como puedes comprobar, el miedo en los gatos es un problema con el que te puedes encontrar alguna vez. Con estas herramientas podrás intentar tranquilizarlo para que juntos podáis disfrutar de juegos y sana convivencia. No olvides nunca que la clave es la paciencia.